“Expandirse o morir”. Esa parece ser la nueva premisa de los empresarios que me rodean últimamente, y no hablo precisamente de montar una sucursal en la ciudad colindante a la tuya, no, hablo de abrir mercado en el extranjero algo que trae más de un dolor de cabeza porque, para empezar, ya puedes estar haciéndote con un traductor jurado oficial porque sin él dudo mucho que consigas nada.
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