Trabajar para otras empresas tiene su parte positiva y parte negativa, prácticamente como ocurre en todos los empleos, lo que pasa es que en este caso hay que tener todo muy en cuenta porque, al final, son tus clientes (que también son profesionales como tú) los que te están dando el trabajo.
Hay oficios en los que es muy fácil que tu situación laboral sea como la descrita anteriormente como, por ejemplo, cualquier empleo que tenga que ver con el mantenimiento como electricistas, fontaneros y demás personal de estas características. Lo que ocurre siempre con estos trabajos es que, al final, hay que hacer un máster para saber cuándo es la empresa que contrata o la que subcontrata la que tiene que responder a según qué cosas.
Por ejemplo, en cuestión de seguridad, ¿es la empresa que contrata al empleado la que responde o es la empresa a la que va a trabajar el empleado por medio de su empresa? Parece un trabalenguas pero no lo es, para nada. Sermecon es una empresa especialista en la prevención de riesgos laborales que nos ha informado un poco sobre el asunto.
Cuando se trata de un accidente por el mal estado de las instalaciones de la empresa donde se va a realizar la reparación, es la empresa la culpable, pero cuando el trabajador, realizando una tarea en esa misma empresa, tiene un accidente por culpa de unos guantes que ellos deberían llevar en todo momento y no lleva, o porque le cae algo de peso en el pie y no lleva puestas las botas con punta de acero que debería llevar, entonces el peso de la culpa recae sobre el propio trabajador y la empresa para la que trabaja que le ha mandado a realizar esa tarea.
Pero este no es el único calvario de estos empleados que parecen trabajar para dos empresas y ninguna a la vez. Airum Logistic es una empresa que fabrica y vende maquinaria y herramientas para profesionales de diversos sectores. Ellos venden tanto a grandes empresas multinacionales como a pequeñas empresas de mantenimiento y más de una vez se han encontrado con el problema de que esas empresas no se ponían de acuerdo en quién debía pagar el compresor, o los filtros o lo que sea que necesitan para llevar a cabo un trabajo.
En ocasiones lo que ocurre es que la empresa contratada se niega a comprar un aparato muy específico para realizar un trabajo porque es consciente de que no va a volver a utilizarla en mucho tiempo y la empresa que contrata suele estar de acuerdo en pagar los materiales que se utilicen pero no las máquinas para realizar el trabajo. Al final, lo que tenemos, es una pescadilla que se muerde la cola. Ni más, ni menos.
Personalmente no he trabajado nunca en una empresa contratada por otra empresa pero sé que es algo muy común y que, mientras que otros podemos sufrir este problema una vez desde el otro lado de la ventana, quien se encuentra en esta situación constante tiene que vivir estos tejemanejes casi a diario y eso es algo que acaba desgastando mucho. Todas las empresas deberían tener claro cuáles son sus obligaciones y derechos y, por tanto, no debería haber discusión alguna sobre quién paga qué, pero la realidad es que a día de hoy el problema sigue estando vigente y muy activo.