Soy una mujer ejecutiva, dueña de su propia empresa, y muy orgullosa de haber conseguido todo lo que tengo habiendo partido de cero. Muchas veces me preguntan y me piden consejos y, aunque intento ayudar, la realidad es que en ocasiones no sé qué decir, porque realmente no sé qué consejos dar o cómo asesorar a algunas chicas que están empezando ahora con pequeños negocios. Sin embargo, algo que me ha venido ocurriendo desde el mes pasado me ha hecho darme cuenta de algo que yo misma había pasado por alto y mi consejo actual es: fíjate en los pequeños detalles.
Cuando inicias una andadura de este calibre tiendes a pensar a lo grande, sobre todo cuando hablamos de lo que tienes que controlar tú como gerente del negocio o directora o como quieras llamarlo. Pensamos en empelados, en sueldos, en material, en proveedores, distribución, envíos, y cualquier otra cosa que se nos pase por la cabeza, iniciamos el negocio y entonces empezamos a dar menos importancia a ciertas cosas hasta que un día te explotan en la cara.
Monté mi empresa de diseño web hace ahora 10 años, más o menos, y empecé yo sola. Al cabo de un año ya tenía dos empleados, uno a media jornada como apoyo y una chica a jornada completa, conmigo, porque tenía tantos pedidos que no daba abasto. A los dos años, el chico a media jornada se convirtió en un indefinido a jornada completa y llevaba el tema del mantenimiento de las webs, y ahora, tras casi 10 años, somos 5 empleados y yo, y por tanto, seis familias que vivimos de mi empresa.
No me había dado cuenta hasta ahora, pero hace ya mucho tiempo que dejé de preocuparme por cosas como los pedidos de papelería, la limpieza de la oficina, la estética de la empresa y cosas así porque no solemos recibir muchos clientes, ya que solemos trabajar por Internet. Hace un mes, más o menos, vino un cliente muy importante a la oficina. Se trata de un joven que montó una pequeña tienda online y ahora tiene todo un emporio que, gracias a su confianza y nuestro trabajo, hemos diseñados nosotros y ahora mantenemos con una cuota fija al mes.
Cuando el joven entró en la oficina y esperó en la sala de reuniones se llevó muy mala impresión y me lo hizo sabes. Cuando entré a hablar con él, con muchísima educación, me dijo que si hubiera visto nuestras oficinas antes de contratarnos no lo habría hecho pues las papeleas estaban llenas a rebosar, había suciedad en el suelo, las paredes necesitaban una mano de pintura y había humedad en una esquina y… lo peor de todo, es que tenía razón.
La importancia de la imagen
La imagen es muy importante y nosotros, al dejarnos llevar y relajarnos en ese tema, estábamos dando muy mala imagen. Algo que no nos afectó más porque, como ya he comentado, recibimos a pocos clientes.
Ese mismo día empecé a buscar como loca una empresa de servicios de limpieza y, tras darle muchas vueltas, llamé a eurobrill.com por las referencias que tenía en Internet y fueron ellos los que gestionaron, no sólo la limpieza básica de la oficina, sino también el encerado del suelo, limpieza de cristales y mucho más.
Dos semanas después pintaron la oficina y trataron las humedades y ahora todo parece diferente.
Lo que quiero decir con esto es que por una tontería (que no lo es tanto porque la imagen es muy importante) casi perdemos un cliente importantísimo para nosotros y la culpa fue solamente mía, por relajarme en ese sentido y pensar sólo en los ingresos y en lo que nos hacía ganar dinero descuidando pequeños detalles que pueden significar el cambio entre lo que está bien hecho, y lo que no.