La hostelería en nuestro país ha dado un paso al frente. Ha incorporado en su dinámica habitual una serie de prácticas que benefician el cuidado del planeta. Sirviendo de ejemplo para el conjunto de la sociedad. Te contamos cómo.
España es un país de bares y restaurantes. Se dice que hay más bares en las inmediaciones del mercado de Antón Martín de Madrid que en toda Suecia. En España tenemos un bar por cada 175 habitantes. A pesar de que a algunos les parece poco, en el Reino Unido, que son muy de beber, solo tienen uno por cada 500.
Para nosotros, bares y restaurantes son un ámbito natural de socialización. El primer lugar al que asistimos para disfrutar de nuestro ocio. El sitio al que recurrimos para compartir el tiempo con nuestros amigos, familiares y seres queridos. Por eso, lo que se hace en los bares tiene tanta repercusión para nosotros.
De un tiempo a esta parte, cuando vas a pedir un café para llevar en un bar, para tomártelo tranquilamente en el trabajo, ya no te lo sirven en un vaso de plástico, sino en uno de celulosa reciclable. Cuando vas al restaurante a comer, no visten la mesa con un mantel de tela, sino que colocan manteles individuales de un solo uso, que luego después reciclan. Son pequeños gestos que cuidan el planeta. En poco más de 4 años se han hecho cultura. Si vamos a un establecimiento y no nos sirven así, lo notamos extraño.
Los bares van por delante en el cuidado del planeta respecto a otro tipo de comercios e industrias. Por poner un ejemplo, en la mayoría de las tiendas todavía te entregan los productos en bolsas de plástico, aunque te las cobre aparte.
Esta es solo una pequeña muestra. Veamos cómo nuestros bares y restaurantes cuidan el planeta.
Envases reciclables.
Que nos sirvan el café o los refrescos para llevar en un vaso de celulosa reciclable es solo la punta de iceberg. Ahora el café lo acompañan con una paleta de madera que sustituye a la cucharilla de plástico o metal para remover el azúcar. Este instrumento está fabricado con un material 100% biodegradable. Que no contamina la naturaleza y que en poco tiempo se transforma en una sustancia orgánica compostable.
Los bares fueron los primeros sitios en los que vimos las pajitas de celulosa. Que aunque a algunos de nosotros nos parece que tienen un tacto desagradable, lo cierto es que no contaminan.
Ahora muchos restaurantes españoles venden comida para llevar. La sirven en la mayoría de los casos en recipientes reciclables. No es una práctica anecdótica. La revista digital Restauración News afirma que el 22% de la facturación de los restaurantes en España provienen de los servicios de comida para llevar y comida a domicilio. Un fenómeno que ha hecho que el empleo de envases reciclables en hostelería se haya disparado. Cualquier bar, además de tener su proveedor habitual de café o de bebidas, también tiene contratado a una empresa que le vende envases ecológicos. Como sucede con los artículos anteriores, se trata de un producto que nunca debe faltar.
Y es que ahora, con el auge del Delivery, ya no solo vamos a cenar a los restaurantes. Cualquier noche, cuando nos apetece, pedimos comida a los restaurantes para tomárnosla en casa. No se trata de comida rápida como pizzas, hamburguesas y kebabs. Si sabemos que el restaurante del barrio nos puede servir una paella para comer el domingo, no dudamos en encargársela.
Con esta práctica se está aunando lo que es un nuevo servicio, que aumenta la facturación, con el cuidado del planeta.
Consumibles ecológicos.
Los fabricantes de Tecsome, una empresa de Barcelona que desde el 2013 se dedican a producir consumibles textiles y de papel de uso industrial, nos cuentan que el uso de consumibles ecológicos se ha hecho predominante en la hostelería española.
Lo podemos ver en la mantelería. La mayoría de los restaurantes ya no visten las mesas con manteles de tela que luego han de llevar a una lavandería. Utilizan manteles, en ocasiones, individuales, que se desechan y se reciclan después de su uso.
La pandemia del COVID-19 aceleró una práctica que tarde o temprano terminaría por imponerse. Además que estos manteles son menos contaminantes, porque se reciclan y se fabrican con papel reciclado, resulta que es una solución más higiénica que los manteles de tela y más económica.
Los manteles es solo la parte que vemos o la que más nos llama la atención. En la cocina, los trapos se han sustituido en gran medida por rollos de papel. Los cuales también se suelen fabricar en un alto porcentaje con papel reciclado.
Las toallas de los baños se han sustituido por toallitas de celulosa. En todo el restaurante tenemos papeleras y cubos para tirar los consumibles que hemos utilizado. Realizando un proceso de recogida y separación de residuos en origen. Práctica con la que se pone en marcha todo un sistema de economía circular, con la que se pretende fabricar nuevos consumibles con cero impacto ecológico.
Más adelante nos detendremos a estudiar este proceso de reciclaje que vale la pena analizar.
Lo cierto es que si en el terreno de los envases, el plástico es uno de los elementos más contaminantes que existen y que en gran medida se han desterrado del día a día de los bares, los residuos textiles no son menos importantes. Algo que se va reemplazando por soluciones más ecológicas.
Cocina de Km 0.
Muchos de nuestros restaurantes hacen gala de practicar una cocina de Km 0 o de proximidad. Este es un argumento que refleja un compromiso con el medioambiente y con el consumidor, ya que se supone que se le ofrece un producto de calidad.
La cocina de kilómetro cero es un rasgo, no es un tipo de comida. Con esta calificación estás indicando que cocinas con ingredientes provenientes de productores locales. La cocina de kilómetro cero se puede ejercer tanto si realizamos una cocina tradicional, como si hacemos comida asiática o como si nos dedicamos a la alta cocina.
La cocina de Km 0 reduce la huella de carbono. Al comprar los ingredientes y alimentos de productores locales se gasta menos combustible y energía en el transporte y en el almacenamiento. Lo cual es beneficioso para el planeta.
Pero como bien nos dice el blog de la empresa energética Endesa, los efectos ecológicos son solo un aspecto. Los beneficios sociales y de salud de la cocina de kilómetro cero son más aún.
Con este sistema de funcionamiento contribuyes al desarrollo de la economía local y comarcal. Compras los ingredientes a productores locales. En ocasiones de manera directa, eliminando intermediarios. De forma que el productor aumenta su margen de beneficio al tiempo que tú puedes conseguir un mejor precio. Esta práctica supone un revulsivo para el desarrollo del sector primario (agricultura, pesca y ganadería) y un impulso para la industria alimentaria de la zona.
Pero la cosa no queda ahí. La cocina de Km 0 fomenta el uso de alimentos frescos. Como dicen algunos cocineros, de la huerta a la mesa. Lo que sin duda contribuye a elaborar una comida de más calidad, donde el producto es el protagonista y desde donde se fomentan las prácticas de alimentación saludables. Lo cual es beneficioso para nuestra salud.
Reciclaje en origen.
Quien ha trabajado dentro de un restaurante lo sabe. Estos establecimientos son puntos de recogida y separación selectiva de residuos. En cualquier punto de trabajo o asistencia del restaurante tienes varios cubos donde se recogen y separan los residuos que se van generando durante la jornada. Al terminar el día, los operarios los depositan en sus contenedores correspondientes.
En ningún otro lugar del mundo he visto un proceso tan meticuloso de clasificación de residuos como dentro de un restaurante. En la cocina y detrás de la barra, hay escondidos cubos específicos para tirar envases de vidrio, para papel, para residuos orgánicos. Hasta en el baño, se suele colocar una papelera para tirar las toallitas de celulosa que hemos utilizado para secarnos las manos.
Dice Jaume, que regenta un restaurante en el barrio valenciano de Ruzafa, que esto se hace para no llamar la atención ante los vecinos. Si los vecinos cuando van a tirar la basura de sus casas ven una bolsa llena de botellas de vino vacías en el contenedor general van a echar la culpa al propietario del bar. Lo cierto es que todas estas prácticas de separación de residuos se han hecho cultura en los restaurantes. Representando un ejemplo para el resto de los ciudadanos. Que muchas veces no somos tan estrictos en eso de reciclar.
La conciencia ecológica se ha arraigado profundamente en nuestra sociedad. Valoramos positivamente aquellas empresas y establecimientos que realizan acciones respetuosas con el medioambiente. Y, por el contrario, rechazamos las que no lo hacen.
Sin realizar tanta publicidad como otros sectores, lo cierto es que la hostelería ha incorporado una serie de prácticas de cuidado del planeta que ha integrado con naturalidad en su día a día.