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La industria del calzado

Los zapatos son un indispensable de nuestra vida. No tenemos costumbre (ni necesidad) de caminar descalzos por la vida. Cada vez es mayor la variedad de calzado existente, lo que ha hecho que la industria, este en constante evolución, expansión y crecimiento. El sector de la zapatería, forma parte de la industria textil y la moda, siempre esta presente. Se trata de sectores siempre al alza, por la necesidad de los productos que ofrecen. Podemos prescindir de ir a la última, pero no de vestirnos ni calzar nuestros pies.

SogorBmac, expertos en maquinaria para la industria del calzado, corroboran que se trata de un sector imparable, cada vez más versátil y con una gran expansión. Si tenemos en cuenta la reinvención que han sufrido los diseñadores de calzado, nos damos cuenta de la evolución que siguen los zapatos. Sin obviar que los más deseados están estrechamente ligados al mundo de la moda, lo que vale y lo que no, lo que se lleva y lo que es mejor dejar en el armario, la transformación de la vestimenta, define el presente y el futuro de la del calzado.

Solo tenemos que pensar en la manera en que creamos nuestro look y conjuntamos nuestra vestimenta, para darnos cuenta del paralelismo entre ambas corrientes: todo lo que llevamos puesto, desde la cabeza hasta los pies, debe ir conjuntado y coordinado para crear conjuntos armónicos visualmente hablando.

Los propios consumidores, cada vez mas exigentes, obligan a los fabricantes a reinventarse para poder satisfacer la demanda y ser más competitivos. Uno de los factores que más han influido en este cambio de tendencia en lo que a calzado respecta, es la relajación en la etiqueta a la hora de vestir. Ya no hay normas que nos digan como debemos combinar la ropa o que las deportivas solo van bien con el chándal. Fuera normas, fuera prejuicios, dentro innovación.

Exceptuando sectores muy concretos, como el de las finanzas, la consultoría o la abogacía, la indumentaria profesional se ha relajado notable y progresivamente hasta, prácticamente, desaparecer. Este hecho, ha tenido un gran impacto en la forma de vestir.

Si echamos la vista atrás, hace unos años, lo habitual era ver a los trabajadores ataviados con sus trajes de chaqueta y corbata en prácticamente cualquier oficina. En la actualidad, los pantalones chinos, polos e incluso el vaquero, son el uniforme laboral de la mayoría de trabajadores. En el caso de las mujeres, la falda, queda relegada para las fiestas o las ocasiones especiales. No hay etiqueta, no hay códigos de vestimenta.

Los cambios, no solo se han dado en la ropa, evidentemente. El peinado ya no es tan estricto, no se lleva la raya en medio, ni a un lado, los repeinados ni excesos simétricos. Al contrario, informalidad, pelos sin peinar, pero estratégicamente descolocados, colores sin igual y estridencias para los y las más valientes.

De los pies, a la cabeza

Como decimos, los cambios, no se centran en la ropa. La cabeza, como ya hemos comentado, también goza de libre albedrío en cuestiones de estética. Sin embargo, en este particular, lo que nos atañe, son los pies y de calzado, vamos a seguir hablando.

Los consumidores somos los que, en primera instancia, demandamos estética y funcionalidad en el calzado. Mientras que hace unos años, la tendencia eran los tacones altos, de aire sofisticado, las grandes plataformas y los diseños en los que mandaba la estética en un claro detrimento del confort, en la actualidad, se busca funcionalidad y comodidad.

Muchos consumidores, no pierden de vista las tendencias del momento, pero comprueban con entusiasmo que, las mismas, se adaptan a las prioridades de la mayoría y los modelos que gozan de mayor popularidad, son funcionales, cómodos y con buen diseño.

Un claro ejemplo de ello, lo encontramos en las zapatillas deportivas o sneakers que han dado un gran paso en su imparable evolución y acaparan escaparates de todas las zapaterías de prestigio, quitando espacio al tradicional zapato.

Los fabricantes, lanzaban productos que formaban parte de una sola categoría, mientras que ahora, diversifican la oferta, haciendo diferencia entre las zapatillas de moda, para lucir en el día a día y las especificas para realizar deporte.

En lo que concierne a los zapatos de tacón, elegantes, distinguidos y, destrozadores de pies, la tendencia también ha dado un giro. Atrás quedan los stilettos con imposibles tacones de aguja que fueron la moda impuesta durante décadas. Ahora, lo formal es el zapato plano, estilo mocasín o con un tacón tipo cuña para ganar centímetros minimizando la pendiente creada por el tacón.

A consecuencia de estos nuevos consumidores que buscan la comodidad en el vestir, cobra importancia en la confección de los zapatos el material utilizado. La suela pesada o los diseños complejos son rechazados de plano por la mayoría de los clientes, en beneficio de otra serie de virtudes que se adaptan más y mejor a las exigencias de los clientes.

Para la confección y fabricación de los zapatos, se buscan y utilizan materiales que los hagan mas ligeros. Eso permite fabricar plataformas y suelas sin añadir peso excesivo a los diseños. A esto, se añaden elementos de diseño que favorecen la comodidad como las plantillas memory foam, cámaras de aire o suelas mega flexibles que se adaptan al pie como un guante.

La innovación en la producción, llega de la mano de los nuevos sistemas de producción como la impresión en tres dimensiones. Terreno en el cual los desarrolladores, están creando prototipos optimizados en los laboratorios. Los diseños conseguidos, son enviados para su fabricación en serie y posterior puesta a la venta.

Disponer de esta tecnología in situ, es algo cada vez más factible que avanza con celeridad a la precisión y rapidez de los diseños que se convierte en eficientes y cuentan con unas condiciones optimas de ligereza y transpirabilidad.

El futuro del calzado está en la producción

Otra tendencia cada vez más arraigada en nuestra sociedad de consumo, es la del consumo responsable. Hay que consumir y adquirir productos. De acuerdo, hagámoslo pero, de manera responsable y coherente. Este pensamiento, cada vez más consciente, afecta directamente al sector del calzado, tanto en su presente como en su futuro. Las nuevas tendencias, van a suponer un punto de inflexión en el que detenerse a pensar.

La preocupación sobre los materiales con los que se fabrican los productos, así como los métodos y procesos, es cada día más notable, lo que se traduce en altos grados de exigencia.

Los clientes, queremos saber de donde procede lo que adquirimos, como se fabrica y asegurarnos de que la mano de obra no es explotada. Nos interesa cada vez más, contar con productos que se fabrican de manera respetuosa con el medio ambiente.

Para la industria del calzado, las cuestiones relativas a la sostenibilidad y la responsabilidad social deben ser prioritarias, pues el sector va a depender de que sus productos se elaboren de forma sostenible.

Utilizar materiales biodegradables y llevar a cabo procesos de producción que no empleen productos contaminantes, son otros factores que deberá tener en cuenta si no quiere que los zapatos se queden en sus cajas.

El packaging deberá cambiar su presentación y minimizar los plásticos a cambio de utilizar materiales que no generen residuos. Como puede observarse, la sostenibilidad ha de estar presente de principio a fin, sin obviar ningún detalle.

Una de las grandes bazas con las que juega el sector, es la personalización que, llega a la industria del calzado, pisando fuerte. Son cada vez más, las marcas y los fabricantes que ofrecen a sus clientes la posibilidad de personalizar sus zapatos o zapatillas. Esta personalización puede implicar desde la participación en el diseño final, hasta la adaptación de los detalles. De forma paulatina, son opciones cada vez más frecuentes, generalizadas y accesibles para los consumidores.

Además de las opciones propias de cada empresa, proliferan negocios directos que se dedican a personalizar de forma exclusiva sus zapatos y zapatillas. Se trata de negocios que trabajan a demanda y se dedican a trabajar sobre el modelo enviado por el cliente, puliendo los detalles, quedando el resultado final como una verdadera obra de arte. Aquí el producto adquiere un valor añadido que no es otro que la exclusividad que tanto gusta.

Esta claro que la personalización supone el mas fiel reflejo de las motivaciones personales y propias del consumidor. Al adquirir un producto, la experiencia produce que se sienta especial, algo que impulsa el proceso de compra.

Resulta evidente que el presente y futuro del calzado, esta estrechamente vinculado a la evolución de la sociedad, la demanda del consumidor ante productos que se adapten a su estilo de vida y propios intereses.

A fin de cuentas, no puede ser de otra manera. La evolución no se detiene en ningún ámbito de la vida. Si evoluciona la sociedad, evoluciona todo lo que la conforma: las personas, los productos, las formas, la capacidad… la forma de vida y la manera de vivir. Ni somos como hace un siglo, ni como hace medio, ni siquiera como hace una década, ni seremos como somos, en los próximos años, ni décadas, ni siglos. Todo cambia, ya no vamos descalzos, ni llevamos sandalias… aunque el calzado, es cada vez más afín a un pie descalzo.

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