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La popularidad del sector vinícola español en cifras

Sin duda, la producción de vino es de extraordinaria relevancia para España, no solo desde el punto de vista económico o medioambiental, sino también desde el social y cultural. Y es que ya sea tinto, blanco, dulce o fortificado, el vino siempre es la bebida favorita para acompañar una tapa y el invitado que no puede faltar de cualquier encuentro social; siendo los más buscados por los españoles, los vinos sin Denominación de Origen, los vinos tranquilos, y los tintos por sobre los blancos o rosados, según los expertos en vino de Bocopa.

El vino también representa parte importante de la imagen de nuestro país y un imán de atracción para visitantes y turistas deseosos de degustar todas las versiones de este elixir de los dioses. Así, este ha ido evolucionando en un sector responsable y sostenible; al igual que se ha convertido en un motor de desarrollo para muchos pueblos y ciudades pequeñas de nuestra geografía, siendo la vertebra de muchos territorios y ofreciendo empleo de calidad. Además, es símbolo de tradición con un toque de innovación e investigación; y un reflejo del buen de hacer de miles de empresas y viticultores en todo el país.

Las cifras detrás de la botella

La importancia de esta bebida, no solo es un sentimiento extendido en el país, sino que se basa en el resultado del éxito del mercado a nivel mundial y nacional, el cual se explica mejor a través de sus cifras:

  • España cuenta con 969.000 hectáreas de viñedo, las cuales representan el 13% del total mundial.
  • Es el tercer país productor mundial de este mercado. Nuestra producción media anual de vino y mosto es de entre 40 y 42 millones de hectólitros (44,4 millones en 2018)
  • Este mercado le aporta un gran valor a la economía. La facturación total de las bodegas españolas asciende a 6.500 millones de euros al año y el conjunto del sector representa alrededor del 1% del PIB.
  • En España hay cerca de 4.300 bodegas, de las que 3.075 tienen vocación internacional.
  • El país es el primer exportador mundial en volumen, con algo más de 21 millones de hectólitros (2019) y el tercer mayor exportador del mundo en valor, con cerca de 2.700 millones de euros exportados en 2019, siendo que 3 de cada 5 botellas comercializadas en el mundo proceden de la UE (y el 25% de ellas de España)
  • La producción de vino genera empleos en las bodegas y en el campo, pero también en la industria auxiliar, en la hostelería, en el turismo, e incluso es un sector clave en la lucha contra el despoblamiento de las zonas rurales.
  • Se estima que el sector ha invertido de media, en el último lustro,
    entre 170 y 180 millones de euros al año en proyectos de I+D+i.
  • Ayuda a atraer turismo de calidad: Casi 3 millones de personas al año visitan las bodegas y museos de las Rutas del Vino de España, con un gasto cercano a 80 millones de euros al año.
  • Incluso, el vino forma parte de la Dieta Mediterránea y puede tener efectos beneficiosos para la salud consumiéndolo con moderación y en el contexto de una dieta equilibrada.
  • España es la líder en viñedo ecológico, con 113.412 hectáreas (2019) que producen más de 400 mil toneladas de uva de vinificación, siendo las más cultivadas: airen, tempranillo, bobal y garnacha tinta

Problemas y oportunidades del sector

Caída de la demanda interna y estabilización de los mercados maduros

A lo largo de las últimas dos décadas, la demanda interna de vino ha caído un 40%. Mientras que, en 1997, se consumían 14 millones de hectolitros anuales, el pasado 2017, dicho consumo se situó en los 10 millones de hectolitros.

Esta caída de la demanda interna no les dejó otra opción a los productores nacionales más que hacerse un lugar en los mercados extranjeros y vender en los mercados emergentes, especialmente, los comunitarios, esto debido a la ausencia de aranceles y la libertad de movimiento de mercancías. Entre dichos mercados, China figura como uno de los principales destinatarios, por mencionar alguno.

El vino español es demasiado barato

Uno de los problemas crónicos del sector, es el bajo precio de venta del vino. El sector ingresó 2.850 millones de euros a cambio de un volumen de exportación récord de 22,8 millones de hectolitros, lo que supone un precio medio de 1,25 euros por litro.

Sin embargo, Francia e Italia ingresaron 9.000 y 6.000 millones a cambio de 21 y 15 millones de hectolitros respectivamente; o lo que es lo mismo, vendieron su “elixir” a 6 euros el litro y 2,78 euros el litro.

El examen de otros competidores fuera de la Unión Europea sigue poniendo de manifiesto que el vino español se vende en el mercado internacional a precios bastante bajos. En el caso de Australia, esta exporta sus vinos a 3,1 euros por litro, e incluso Chile vende más caro que España a 1,89 euros el litro. De hecho, el único país exportador que vende más barato es Sudáfrica a 1,23 euros el litro, lo que supone una diferencia casi imperceptible.

Quizá aquí el problema más grave consiste en la venta de vino a granel, precisamente, a dos de los grandes competidores de España en los mercados internacionales, como son Francia e Italia.
El primero, por ejemplo, importó en 2017 casi 5 millones de hectolitros a 0,40 euros por litro. Mientras que el segundo se hizo con más de un millón de hectolitros españoles por tan sólo 0,42 euros el litro.

En parte, dicha situación se ha debido a un desequilibrio entre la oferta y la demanda internacional, lo que generó un aumento de los excedentes españoles durante la última campaña, y la consiguiente venta urgente y a bajo precio a los países vecinos, con mayor capacidad comercializadora.

En conclusión, si el sector nacional quiere mejorar sus números de ganancias necesitaría  dirigir sus esfuerzos para ajustar su modelo de comercialización, reforzando su capacidad para salir a otros mercados y, sobre todo, haciendo valer las marcas españolas, de forma que el producto nacional se vuelva igual de representativo y exitoso a nivel internacional como lo es dentro de nuestro territorio.

Cambio en la tendencia mundial: escasez y precios al alza

La FEV (Federación Española de Vinos) advirtió sobre la caída en la producción mundial de vino, debido a producciones cortas y coincidentes en los principales productores mundiales.

Esto podría traducirse en una gran oportunidad o una peligrosa amenaza para el sector nacional.
Así como los vinos españoles tienen ante sí la posibilidad de posicionarse dentro del segmento Premium, elevando sus precios y márgenes, tendrían que luchar contra la bajada del consumo y la consecuente reducción de la demanda.

Nuevas vías de exportación

Debido a que, como ya dijimos anteriormente, los mercados maduros ya están consolidados, los mercados emergentes podrían representar una opción interesante por explorar para el sector del vino español.

Sin embargo, estos mercados presentan una mayor incertidumbre respecto a la solvencia financiera de los compradores, por lo que es imprescindible dotarse de instrumentos que permitan protegerse frente a los posibles impagos de los clientes y el seguro de crédito podría ser, entre otras opciones, la herramienta de la que hablamos.

En definitiva, el sector deberá buscar nuevas vías y herramientas para escalar en el mercado internacional y expandir sus beneficios más allá de las fronteras.

 

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