Regentar un negocio implica estar pendiente de un sinfín de labores: gestión económica, gestión de los recursos humanos, prestar atención a las tendencias de nuestro sector, hacer contactos, buscar proveedores… El trabajo del emprendedor no es fácil porque es el responsable último de todo lo que ocurre en la entidad y asume las consecuencias de las labores de todos sus estamentos.
Por eso es tan necesario que exista una confianza plena hacia todos esos estamentos. Una empresa es un equipo y todo aquel que realiza su trabajo para nosotros forma parte de ese engranaje que permite que todo el sistema funcione. Desde el primero hasta el último. Cada pieza es importante y que se realice el trabajo con eficacia y eficiencia ayudará a que todo transcurra con normalidad.
En la actualidad soy el director de un importante gabinete de abogados de Madrid. Cuento con una docena de profesionales en nómina, profesionales que se desviven cada día para sacar todos los litigios adelante y que la imagen del gabinete sea impecable. Sin embargo, para conseguir esto último no es solamente importante contar con buenos abogados, sino que se requiere otro tipo de personas especializadas en diversas labores.
En nuestro caso en particular, y seguramente en el de cientos y cientos de empresas en España, es tremendamente importante mantener nuestro local limpio y ordenado. Para eso es muy útil contar con un conserje que no solo se encargue de ello sino de, además, gestionar la entrada y salida de personas del edificio, guardar copias de llaves y de, en definitiva, ayudar en todo lo que sea necesario para que los demás realicen sus labores de la manera más cómoda posible.
Cuando el gabinete llevaba pocos meses de vida no teníamos ninguno de estos servicios. Éramos nosotros mismos los que limpiábamos como buenamente podíamos y en un espacio de tiempo muy corto, puesto que primero teníamos que completar la jornada laboral. Era evidente que esta situación no podía seguir así por mucho más tiempo y que tendríamos que meter a alguien para que desempeñara dichas funciones.
Decidí confiar en una empresa dedicada a prestar servicios de limpieza, conserjería y control. Confié en una empresa de limpieza en Madrid de la cual había oído hablar a través de varios de los antiguos compañeros de la facultad, en cuyos negocios los profesionales de esta compañía habían colaborado. Lo que necesitaba era que una persona se encargara de la realización de algunas de las labores de conserjería antes mencionadas y de limpiar la suciedad generada tras cada día de duro trabajo.
Confianza, profesionalidad y experiencia
No me costó demasiado tiempo comprender que había confiado en las personas adecuadas. Tampoco me costó demasiado dinero hacerlo, ya que con tan solo un conserje bastaba para cubrir mis necesidades. El que colaboró con nosotros hacía de todo: limpiaba, gestionaba la entrada y salida de clientes de los despachos y se encargaba de que todo se encontrara en su sitio.
El cambio para nosotros fue importante. No solo porque ya no hacía falta que nos quedáramos más tiempo del que se alargaba nuestra jornada, sino porque de esta manera cada uno podía centrarse en lo que más les importaba a nuestros clientes: que los litigios en los que se encontraban inmersos se resolvieran a su favor. Y la verdad es que por fortuna estamos consiguiendo muchos de nuestros propósitos, lo que no hace sino aumentar nuestra cartera de clientes.
Creo que el ejemplo de nuestra empresa es el fiel reflejo de lo que debe ser la integración entre varios de los departamentos de una entidad. Al final, de cada uno dependemos todos y si alguien falla, lo hacemos todos. Esta es la mentalidad para conseguir un buen ambiente de trabajo y que éste se nos haga un poco menos pesado.